En el mundo de las startups, la filosofía de "menos es más" se ha convertido en un secreto bien guardado. ¿Por qué funciona? Porque en un entorno tan dinámico y competitivo, simplificar puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso. El minimalismo ayuda a enfocarse en lo esencial, eliminando distracciones y recursos innecesarios. Cuando las startups apuestan por reducir su alcance, pueden acelerar el desarrollo de productos, reducir costos y adaptarse más rápido a los cambios del mercado. Además, un enfoque minimalista fomenta una cultura de innovación y claridad, facilitando la comunicación y motivando a los equipos. En resumen, menos complicaciones y más estrategia no solo ahorra dinero y tiempo, sino que también aumenta las probabilidades de hacer algo realmente relevante y competitivo.